martes, 6 de abril de 2010

¿Por qué siempre nos fijamos en los imposibles?



Todo comienza con el hecho de dejarnos atraer por la simpatía que nos despiertan algunas personas, ni siquiera es el físico, son simplemente características que van más allá de una imagen; en algunas ocasiones es la forma de ser de la persona, algún tipo de admiración que nos despierta, el no se qué en no se dónde.

Seguido de esa atracción irresistible viene el hecho de poder tener algún tipo de acercamiento con quien ha comenzado a poner a volar nuestra imaginación, y en algunos casos, hasta los más bajos instintos; son indescriptibles las sensaciones que podemos llegar a experimentar con el solo hecho de cruzar un hola cómo estás, de recibir una sonrisa a cambio o simplemente escuchar su voz.

El ir conociendo poco a poco a esa persona, conocer sus gustos, sus motivaciones, algunas cosas de su pasado, sus anhelos; nos va llenando de esperanzas y motivaciones que nos hacen preguntar cómo sería compartir algún instante de nuestra vida al lado de ese personaje.

Todo en nuestra pequeña mentecita creativa se ve perfecto hasta el momento que nos empezamos a dar cuenta que los únicos que nos hemos hecho algún tipo de ilusión somos nosotros, que el otro simplemente ha cruzado una que otra frase por cortesía o por amistad, sin darle ningún tipo de trascendencia en ningún momento; sin embargo, como buenos seres humanos, lo primero que hacemos es seguir luchando por ganarnos un espacio en el corazón de aquel o aquella que nos pone a suspirar y a mirar el horizonte con ojos de borrego.

¿Cuándo nos damos cuenta que entramos en el estado de traga maluca? Cuando aprovechamos cada momento, cada oportunidad para estar al tanto de su vida, es hay cuando cada vez que ingresamos al Facebook (site sagrado) y revisamos los últimos movimientos que ha hecho esa persona como: a quién ha agregado últimamente, que comentarios ha realizado, que ha publicado en su muro, etc. Pero el asunto no para hay, continuamos realizando algunas cosa fuera de lo común o qué decir de llamar a algún programa matutino y desearle feliz cumpleaños al aire solo para que sepa que está presente en nuestros pensamientos, llamar y escuchar su voz y colgar inmediatamente.

A pesar de todo nuestro esfuerzo, ni nos determina y para acabar de completar de un momento para otro nos damos cuenta que por arte de magia en el perfil ya no figura su estado como soltero/a sino que está en una relación; es hay cuando se supone que ya nos daríamos cuenta que hay ya no hay nada que hacer y que por consiguiente ya no tenemos ninguna opción, pero no!!! Al contrario seguimos hay como perritos falderos guardando una última esperanza, es más, el siguiente paso a seguir es indagar quién es ese o esa que de golpe nos ha hecho aterrizar, queremos saber que hace, cómo es, dónde vive, etc. Finalmente, cuando ya el panorama es más claro que el agua lo único que resta es darle el fin que se merece a nuestra historia inventada y que mejor que llamar a ese alguien y dejar como despedida una canción que refleje todo lo que en algún momento llegamos a sentir.

En conclusión y como dice alguien por hay, todo en la vida pasa y vendrán nuevas personas que nos harán nuevamente ilusionarnos, puede que volvamos a repetir una y mil veces la misma historia, pero es mejor haber amado sin ser correspondido, que pasar por la vida sin experimentar tan bonito sentimiento.


viernes, 2 de abril de 2010

Deshojando Margaritas



No se si esto le ocurra a todas las personas en algún momento de su vida, tal vez sí. Aunque no es nada grato encontrarse parado en un punto en el que necesitas con urgencia una brújula para saber cual es el siguiente paso a seguir o qué decisión debes tomar luego de hacer una exhaustiva retroalimentación de lo que ha sido tu vida en los últimos tiempos.

Y comenzar con la reprensión psicología de cuestionarnos el porqué las opciones se van acabando, las puertas se van cerrando y la multiplicidad de caminos empieza a reducirse al mismo tiempo en que nuestros sueños se van muriendo.

Qué tan válido es caer en el círculo de la autotortura y comenzar a pensar en lo que pudo ser y no fue, en el porque otros sí y yo no, en querer devolver le tiempo y regresar a esos instantes de infancia o adolescencia en los que nada era trascendente; es en este momento en el que puede uno empezar a inclinar la balanza hacia alguna de las dos opciones: aceptar el fracaso y establecerlo como punto de partida para iniciar a hacer cosas con las cuales no nos sentimos identificados, pero que de una u otra manera se convierten en escapatoria para evitar quedarnos estancados en este trágico punto de nuestras vidas ó mantener muy presentes nuestros sueños y metas de vida y seguir nadando contra la corriente en su búsqueda, replanteando motivos, retomando batallas y caminos.

En todo caso, al parecer la mejor manera de salir de este rollo existencial sea dejarlo en manos de la simplicidad de la vida y permitir que los pétalos de unas margaritas terminen por decidir cuál es el siguiente paso a seguir en nuesro pequeño instante de vida.